sábado, 26 de mayo de 2012

La paciencia

En un oasis escondido entre los más lejanos paisajes del desierto, se encontraba el viejo Eliahu cuando su vecino Hakim, el acaudalado mercader, se detuvo a abrevar sus camellos. Vio que Eliahu transpiraba, mientras cavaba en la arena.

-¿Qué haces aquí, con esta temperatura y esa pala en las manos?- le preguntó.
-Siembro dátiles -contestó el viejo.
-¡Dátiles! -repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez.
-El calor te ha dañado el cerebro. Ven, vamos a beber una copa.
- No, debo terminar.
-Dime, amigo: ¿cuántos años tienes?
-No sé… muchos… lo he olvidado.
-Mira, amigo, los datileros tardan más de cincuenta años en crecer y recién después de ser palmeras dan frutos. Tú sabes que difícilmente puedas llegar a cosechar algo.
-Mira, Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana… y aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.
-Me has dado una gran lección, Eliahu, déjame que te pague con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste. Y diciendo esto, Hakim le puso en la mano al viejo una bolsa de cuero.
-Te agradezco tus monedas, amigo. Ya ves, a veces pasa esto: tu me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara y mira, todavía no termino de sembrar y ya coseché una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo.
-Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda gran lección que me das hoy y es quizás más importante que la primera. Déjame pues que pague también con otra bolsa.
-Y a veces pasa esto: sembré para no cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseché no solo una, sino dos veces.
-Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues enseñándome cosas tengo miedo de que no me alcance toda mi fortuna para pagarte…


Fuente:www.revistasaludalternativa.com

miércoles, 16 de mayo de 2012

UBUNTU

Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu Africana. Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y le dijo a los niños que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.

Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron juntos a disfrutar del premio.

Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las frutas, le respondieron: UBUNTU, ¿cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes?"

UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: Yo soy porque nosotros somos.

jueves, 10 de mayo de 2012

10 obstáculos del pensamiento creativo

A la hora de resolver un problema, empezar un negocio o escribir un artí­culo, nuestra capacidad de pensamiento creativo es fundamental para tener éxito. Sin embargo, es frecuente encajonarnos en ideas preconcebidas que nos alejan del éxito, nos bloquean y limitan nuestra capacidad.

Los puntos más importantes que nos restan habilidad y capacidad, son fácilmente reconocibles por todos nosotros, ya que se nos presentan cada vez que estamos llevando algún proyecto a cabo:

Tratar de encontrar la respuesta “correcta” – Nuestra educación se centra en encontrar siempre la respuesta correcta. Ésto es útil desde el punto de vista social, pero daña nuestro pensamiento creativo ya que los problemas de la vida real son ambiguos. Casi nunca hay solo una respuesta correcta, y a menudo esa segunda respuesta es mejor que la primera.
Es recomendable tratar los problemas desde diferentes puntos de vista, con sus respectivas soluciones, para llegar a una mejor solución.

Pensamiento lógico – No solo es que sean ambiguos los problemas de la vida real, sino que a veces son ilógicos. Nuestro pensamiento lógico es, a veces, un impedimento a nuestra creatividad y capacidad de resolver problemas.
Una buena forma de superar este lí­mite es utilizar metáforas, que nos comunican las ideas a resolver pero sin las limitaciones de la verdad. Cuando aceptamos que la verdad es un sí­mbolo, el abanico de soluciones es mucho más amplio.

Seguir las reglas – Es muy cómodo seguir las reglas y utilizarlas para desarrollar un método de pensamiento. A menudo, estas reglas establecidas limitan de tal manera nuestro pensamiento que no nos dejan avanzar. Por este motivo, es útil de vez en cuando aprender a romper algunas reglas, sobre todo si estas no funcionan.

Ser práctico – No dejes en al misma habitación al editor y al artista. La practicidad, al igual que la lógica, es útil a la hora de la ejecución, pero puede limitar seriamente e incluso impedir el desarrollo de la idea. Por eso, es interesante no dejarse llevar por el hecho práctico y dejarse llevar por el “¿Qué pasarí­a si…?”

Jugar no es trabajar – Probablemente jugar sea el mayor estimulante para el pensamiento creativo. Tenemos la idea que hay que ser serios y trabajar duro para conseguir las cosas, pero a menudo, y sobre todo para el pensamiento creativo, jugar duro y trabajar duro es lo mismo. Jugar no significa perder el tiempo.

Ese no es mi trabajo – Estamos en una era de super-especialización que nos limita tremendamente a desenvolvernos solo dentro de nuestro espacio. Seguramente es una buena idea explorar otros terrenos alejados del nuestro para que las ideas acudan más rápidamente y mejor. Es algo así­ como hacer de explorador para descubrir nuevas rutas y soluciones.
Ser una persona seria – Parece que la capacidad de resolver problemas duros viene como consecuencia de ser una persona seria, sim permitirse licencias. A menudo, los grandes lí­deres a lo largo de la historia han recurrido a magos, bufones y adivinos para resolver conflictos. Date permiso a tí­ mismo para bromear y hacer el tonto y probablemente te de la capacidad de valorar las cosas en su justa medida.

Evitar la ambigüedad - Sabemos racionalmente que cada situación es ambigua en algún sentido. Sin embargo, las personas tendemos a no querer la ambigüedad y a quedarnos con hechos absolutos. Sin embargo, cierto grado de ambigüedad es sinónimo de innovación.
Estar equivocado es malo – Odiamos equivocarnos, pero es al mejor forma de avanzar. Edison se equivocó 1800 veces antes de crear la bombilla que funcionaba. Edison no tení­a miedo de equivocarse.
De lo que más aprendemos es de nuestros errores. Fallar no es malo si sabemos cómo sacar partido. Es cuestión de aprendizaje.

No soy creativo – Decir que no eres creativo es como decir que no eres un ser humano. Nuestra creatividad se ve limitada por la forma que tenemos de pensar. Si nos decimos a nosotros mismos que no somos creativos, esta afirmación se vuelve real y dejamos de ser creativos.
La creatividad también se entrena, y ese entrenamiento es ser capaces de eliminar nuestras limitaciones de pensamiento. Cuanto más intentemos ser creativos y superar barreras, más creativos nos volveremos.

Fuente: www.refugioantiaereo.com

miércoles, 9 de mayo de 2012

La tabla del perdón

Era un niño orgulloso, vanidoso, mal educado e imperativo. En los juegos no le gustaba perder y siempre mandaba en los demás. Así que, ya no le sobraban amigos y personas a quiénes les gustase su compañía. Semanas después, completamente solo y enfadado con la indiferencia de los demás, estaba el niño sentado en los escalones del porche de su casa. Al verle ahí, su abuelo se acercó a preguntar que le pasaba. El niño abrió su corazón al anciano y le contó su problema de rechazo social. Con la sabiduría propia de los abuelos, este propuso un juego al niño:
Entregó al niño una tabla de madera lisa y sin imperfecciones, en la cual el niño debería clavar un clavo por cada mala-acción, ofensa o lo que hubiera hecho a los demás que pudiera haber causado daño a esta otra persona.En pocos días el niño retornó al abuelo y le enseñó la tabla completamente llena de clavos. Unos grandes, otros medianos y algunos pequeños de acuerdo con el tamaño del daño que había hecho. Entonces, su abuelo pidió al niño que buscara a cada persona a quién le correspondiera el clavo de la tabla y se disculpase, que le pidiera perdón por el daño causado. Aceptada las disculpas y dado el perdón, el niño debería sacar de la tabla el correspondiente clavo. Así lo hizo.

El niño volvió a enseñársela al abuelo con una enorme sonrisa de satisfacción en la cara.Entonces le preguntó al niño el abuelo:_” ¿Que ves en la tabla?”_”Veo diferentes agujeros”_ Contestó el niño.Con el temple de su sabiduría el anciano dice al niño:_”Estos agujeros en la tabla son los sentimientos de las personas a quién dañaste y así es la vida. Puede que te hayan perdonado pero, como en la tabla, siguen los agujeros, en las personas, permanecen las cicatrices que jamás se olvidan”.

Muchas veces somos como el niño del cuento, hacemos daño a los demás con nuestras acciones o palabras. Muchas veces somos egocéntricos y no miramos ni un centímetro más allá de nuestras narices. El mayor enemigo del hombre es él mismo, su consciencia o la falta de ella. No practicar la hipocresía de disculparse y sí la sabiduría de no dañar a los demás, es mas honorable que practicar él ejercicio del perdón. Al fin y al cabo el daño ya está hecho y nuestra Tabla del Perdón cada día con más agujeros.



Fuente: www.staymag.fanzinc.com

miércoles, 25 de abril de 2012

La técnica del espejo

El objetivo es aprender a ver las cualidades opuestas, que están en la sombra y aprehender a integrarlas en nuestro Yo, para vivir la unidad.
Desarrollada por Louise Hay, sentados fisicamente frente a un espejo mirarnos directamente a los ojos y repetir un mantra o autoafirmación "me acepto y me apruebo como soy" luego realizo una respiración profunda y observo que siento y como reacciona mi cuerpo, repitiendo varias veces...
Puede emerger una resistencia como nerviosismo, o al contemplarse pensar en las actividades del día, excusas para no realizar el ejercicio conscientes.
Al centrar toda la atención se canaliza la energía en la repetición de la afirmación generando una idea positiva, un sentimiento y una actitud; respiramos y sentimos el aceptar que tenemos un problema o debilidad y el bloqueo empieza a movilizarse, a veces sentir dolor, oscuridad, llanto y pasado un tiempo se transforma sensación de aceptación interna.
Preguntas como Que sentimientos nacen en mí después de repetir la afirmación, como me siento, que pensamientos acuden a la mente y como reacciona mi cuerpo.
Como una forma de autoconocimiento y respeto.
Las creencias, sentimientos y emociones que se identifican en el ejercicio podemos escribirlas en un cuaderno valorando el papel que juegan.
Tambien se puede realizar de cuerpo entero con o sin ropa, empezando a reconocer y aceptar que partes de mi cuerpo que me gustan y cuales no con el objetivo de cambiar ese sentimiento de rechazo al tiempo que descubro la existencia o no de culpa. Descubrir en que situación nace este sentimiento en nosotros, para poder comprender y perdonar.
Al rechazar una parte de mi cuerpo la expulso del conjunto de éste y estos sentimientos de rechazo aumentarán, en cambio si averiguo cual es el papel que juega ésta en el conjunto de mi cuerpo y el mensaje, voy reconociendo su función e importancia dentro de ese todo.
Al aceptar esa parte que no me gusta, o que está enferma, o que me dá problemas y al enviar energía de mucho amor, la hacemos participe del cuerpo completo.
En la siguiente fase, identifico todas las frases negativas que he repetido y ahora las transformo una a una por frases positivas, las repito frente al espejo, respiro y observo lo que siento. Así con la repetición estoy cambiando la creencia.
Tambien con la ayuda de un espejo podemos realizar un ejercicio para descargar nuestra ira o molestia con otra persona, hablando delante de éste imaginando a la persona con quien nos hemos disgustado aliviando todos esos sentimientos de rabia y frustración, expresando nuestro malestar.


Fuente: ww.cambiopositivo-liliana.blogspot.com.

jueves, 19 de abril de 2012

La isla

Hubo una vez una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientos humanos que existen. Convivían, por supuesto, el Temor, la Sabiduría, el Amor, la Angustia, la Envidia, el Odio...Todos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila e incluso previsible. A veces la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo, pero muchas veces la Constancia y la Convivencia lograban aquietar el Descontento.
Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes.
Entonces, el Conocimiento dijo:
-Tengo una mala noticia que darles: la isla se hunde.
Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:
-¡No, cómo puede ser! ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre!
El Conocimiento repitió:
-La isla se hunde.
- ¡Pero cómo puede ser! ¡Quizá estás equivocado!
- El Conocimiento casi nunca se equivoca- dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde.
- ¿Pero qué vamos a hacer ahora?- se preguntaron los demás.
Entonces, el Conocimiento contestó:
- Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla...Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella.
- ¿No podrías ayudarnos?- le preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad.
- No ?dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla más cercana.
Las emociones dijeron:
-¡No! ¡Pero no! ¿Qué será de nosotros?
Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y, llevando de polizón al Miedo, que como no es zonzo ya se había escondido en el motor, dejaron la isla.
Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, un velero...Todas...salvo el Amor.
Porque el Amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:
-Dejar la isla...después de todo los que viví aquí...¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahhh...compartimos tantas cosas...
Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra...y acarició cada rama...
Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor:
?Quizá la isla se hunda por un ratito...y después resurja...¿por qué no??
Y se quedó durante días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible...
La isla se hundía cada vez más...
Sin embargo, el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que sólo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería.
Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande, y que aun cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona más alta... Cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él.
Así que, una vez más, tocó las piedritas de la orilla...y se arrastró por la arena...y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que otrora fue enorme...
Luego, sin darse cuenta demasiado de su renuncia, caminó hasta la parte norte de la isla, que si bien no era la que más le gustaba, era la más elevada...
Y la isla se hundía cada día un poco más...
Y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño...
- Después de tantas cosas que pasamos juntos...- le reprochó a la isla.
Hasta que, finalmente, sólo quedó una minúscula porción de suelo firme; el resto había sido tapado completamente por el agua.
Justo en ese momento el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no la dejaba, el amor desaparecería para siempre de la faz de la Tierra...
Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía.
Ya no había posibilidades de construirse una salida como la de todos; había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco entre sus ojos.
Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera y le llevara.
Observando el mar, vio venir el barco de la Riqueza y le hizo señas. La Riqueza de acercó un poquito a la bahía.
-Riqueza, tú que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote...
Y la Riqueza le contestó:
- Estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar para ti, lo siento...- y siguió su camino sin mirar atrás.
El Amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de adornos, cárieles, mármoles y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención.
El Amor se estiró un poco y gritó:
-¡Vanidad...Vanidad...llévame contigo!
La Vanidad miró al Amor y le dijo:
- Me encantaría llevarte, pero...¡tienes un aspecto!...¡estás tan desagradable...tan sucio y tan desaliñado!...Perdón, pero creo que afearías mi barco- y se fue.
Y así, el Amor pidió ayuda a cada una de las emociones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.
- Tristeza, hermana- le dijo-, tú que me conoces tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan sensible como yo...¿Me llevarás contigo?
Y la Tristeza le contestó:
- Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaaan triste....que prefiero estar sola- y sin decir más se alejó.
Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer.
Entonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final...
De pronto, el Amor escuchó que alguien chistaba:
- Chst- chst-chst...
Era un desconocido viejito que le hacía señas desde un bote de remos.
El Amor se sorprendió:
-¿A mi?- preguntó, llevándose una mano al pecho.
- Si, si- dijo el viejito- a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo.
El Amor le miró y quiso darle explicaciones:
- Lo que pasó fue que me quedé...
- Entiendo- dijo el viejito sin dejarle terminar la frase-, sube.
El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla.
No pasó mucho tiempo antes de ver cómo el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecería para siempre.
- Nunca volverá a existir una isla como esta- murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza.
- No ? dijo el viejito-, como ésta, nunca.
Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo.
Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo.
Giró sobre sus pies para agradecerle al viejito, pero éste, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido.
Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:
-¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó...Nadie comprendía que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo no ni siquiera se quién es...
La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:
- Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una pérdida le hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo.


Jorge Bucay


Fuente: http://antonioinfante.blog.com

miércoles, 18 de abril de 2012

Contacto muy saludable

Una persona recibió como consejo terapéutico que se abrazara a un árbol cuando quisiera relajarse y le pareció extraño. Esto, que puede parecer una simpleza y un absurdo, tiene sentido en cuanto que el contacto con la naturaleza y, por extensión, con el cosmos permite recibir sus efluvios y ayuda a descargar tensión, aunque existan otros muchos medios para relajarse. Es un escalón más alto de los seres vivos, acariciar a nuestro perro o nuestro gato puede producir la sensación de calma y de sosiego. Un aspecto más del beneficio que ese intercambio con la naturaleza ofrece. Pero si el contacto es con los seres humanos, la ventaja derivada es superior.

Muchísimos estudios demuestran que tocar y acariciar a un recién nacido es casi indispensable para el crecimiento de las defensas de su sistema inmunológico y para la estimulación de sus sistemas orgánicos, como el neurológico, el circulatorio y otros. Es tan bueno para ellos como malo para su salud no acariciarlos. Sin embargo, en nuestra cultura occidental a partir de cierta edad se restringen las caricias porque tienen connotaciones negativas y cierto aire de tabú, lo cual es un error a todas luces.

Todo son ventajas. Las caricias y el contacto siguen siendo una necesidad, aunque seamos adultos, sobre todo por la relajación que nos producen, puesto que son liberadoras de endorfinas, sustancias que hacen sentir un bienestar que ni sus famosos sucedáneos proporcionan. También por el alivio, consuelo y seguridad que aportan y que tanto necesitamos para salvaguardar la salud física y emocional. Pero incluso porque nos hacen sentir importantes para el otro y ayudan a percibirnos más estimados. También para comunicarnos, puesto que la comunicación entre personas no sólo ocurre a través de las palabras.

Las caricias, el contacto, los tocamientos permitidos y nunca no consentidos son un buen nutriente de la salud mental, y su carencia produce muchas alteraciones. Por eso hay que tocarse más y más frecuentemente con distintas excusas.

No podemos decir que hay escasez de medios pues, según el momento y la persona, se puede acudir a estrecharse la mano, darse unas palmadas en el brazo o en el hombro, hacer cosquillas, besar, acariciar, abrazar y, por supuesto, fundirse en un cuerpo con el otro. Está indicado también rascar la espalda o acariciar el pelo. En fin, cualquier manera de tocar afectuosamente.

Aunque nos veamos rodeados de miles de personas, podemos sentirnos aislados, y para contrarrestar ese aislamiento necesitamos sentir el contacto con los otros. No sólo los que tuvieron la desgracia de no sentir las caricias de sus padres por diversas razones andan necesitados. Todos, en mayor o menor grado, andamos sedientos de muestras de afecto y de apoyo emocional, y el contacto físico afectivo nos alivia esa sed. Una cosa es saber que nos quieren y estiman, y otra, sentirlo a través de la piel.

Hay que tocarse más. Si nos tocásemos más habría mucha menos violencia en general en nuestro trato con los demás dentro y fuera de la familia, menos crímenes incluso, menos violaciones, menos enfermedades, menos alteraciones y, por lo mismo, muchos menos disgustos. Por supuesto, menos tensión nerviosa y menos desazón de la que experimentamos. Por eso hay que tocarse, sin confundirlo sólo con lo erótico-sexual y evitando los malentendidos.

No es fácil practicarlo si uno no tiene esa costumbre, pero todo es cuestión de empezar poco a poco y comprobar que no pasa nada y, si pasa, con frenarlo, en ese caso, es suficiente. Tocarse es una forma de mostrar no sólo nuestro amor, sino el aprecio y la estima de los que nos rodean. ¿Alguien se extraña de que proliferen las ofertas de masajes?


Miguel SilveiraMagazine La Vanguardia25 de marzo de 2.003



Fuente: www.miguelsiveira.com